Una etapa de tu vida se cierra y,
dependiendo de cómo la hayas vivido, hay veces que lo único que pretendes es
que permanezca en el recuerdo por siempre. A veces lo haces para conservarla;
otras para dejarla en el olvido. La cuestión es que uno puede guardar en cajas
aquello que quiere hacer desaparecer de su vista. Puede guardarlo en un trastero, el garaje, o cualquier habitación con polvo y trastos viejos. Pero no nos
engañemos: es imposible guardar lo que no se puede guardar, lo que no se deja;
tu mente no te permite almacenar como objeto lo que no lo es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario