viernes, 29 de abril de 2011

''Paso suicida''

[Escuchando de fondo el baile de palabras que me llevan lejos... Ha vuelto. Y no me ha decepcionado. Al contrario, cuando creía que podía decaer... llega. Llegas.]



Ayer entré en el despacho de mi padre y, curioso, me dispuse a buscar algo. Y digo algo porque, en realidad, no pretendía dar con un algo concreto. No me gusta dar con las cosas por búsqueda activa, sino que soy más de los que los hallazgos pasivos lo entusiasman más. Tras un rato merodeando, encontré algo que yo sabía que mis padres guardaban allí, pero en lo cual, hasta el momento, no había estado interesado en redescubrir.

Lo que encontré allí fue cintas de música. Sí, de esas que tenían dos agujeros pequeños, no más grandes que un paquete de tabaco. Recuerdo que por esos orificios uno podía introducir sus dedos de niño pequeño (mi padre, con sus dedos hinchados y muy trabajados, no podía hacerlo) y hacer girar la rueda. Girarla hasta un tope.Y después girar hacia el otro lado y ''rebobinar''. Si vivir fuera poder adelantar y atrasar acontecimientos a gusto del señor dedo índice...

Entre los ejemplares que encontré, estaban algunas de Manolo García, Mecano... Y fue entonces cuando imaginé a mis padres, de jóvenes. Y a sus amigos, vivos y ya no vivos; a los hijos pequeños de sus amigos, que ahora también son grandes, como yo, y también son los míos... El vello de mis brazos se levanta y hace reverencia a esos recuerdos. ¡Y qué grandes recuerdos!... y qué lejanos e inalcanzables.

Decidí llevarme aquellas cintas de aquel lugar, escondido y olvidado, y guardarlas yo mismo. Pensé que, cuando mis padres algún día fueran viejos, y sintieran que no tienen ganas de vivir, les pondría esa música. Les devolvería sus años felices, su juventud; les devolvería a sus amigos; la infancia de sus hijos. Cuando su cara haya sido invadida por los surcos de la vejez, me gustaría poder verlos sonreír evocando qué fueron, qué vivieron... Aunque entonces sólo puedan hacerlo con la mirada.

Me alegra saber que el Mundo avanza, y la ciencia y la tecnología con él. Pero me entristece pensar que mis hijos no me sorprenderán con una de esas cintas que guardan música. Y amores. Y muertes. Y sonrisas...

Y lágrimas.